Índice
- Entre los grandes vecinos y las grandes potencias. La inserción internacional del Uruguay: etapas y contextos.
- Gran Bretaña, la potencia mundial (1870-1930)
- La transición hegemónica (1931-1947)
- Con <abbr title="recuerda la gran repãblica de norteamerica segun castellanos: republica federal situada en la parte central y templada de america del norte. los estados unidos constituyen la mayor potencia agricola, industrial y comercial del mundo. su agricultura dentro de la produccion ocupa; el 1⺠lugar en maiz, algodon, el tabaco y las naranjas. el 2⺠de trigo y avena. en tanto que en ganaderia, ocupa el 2⺠lugar en vacunos y ovinos, y el 3⺠en ovinos. su produccion pesquera es la segunda del mundo."><a class="Glosario" href="/B1/glossary/7/lettere#term1563">Estados Unidos</a></abbr> en el sistema panamericano (1947-1973)
- La diplomacia del Cóndor (1973-1985)
El Uruguay que nacía a la vida independiente en 1830 –luego de la decisiva participación mediadora de Gran Bretaña-, era un país pequeño, pobre y despoblado; sin límites definidos con el Brasil, su poderoso vecino, y en constante sobresalto ante las luchas que sacudían a Argentina. Los esfuerzos por mantenerse alejado de los avatares políticos y la influencia de ambos países –que aceptaban muy reticentemente su independencia- estuvieron lejos de ser exitosos: nos unían a ellos la geografía, la economía, la historia, y también las relaciones personales. La fragilidad de su independencia era tal (la máxima expresión de la misma estuvo durante la Guerra Grande, donde a las alianzas políticas supranacionales se sumaron las intervenciones inglesa y francesa) que la posibilidad de transformar al Uruguay en un protectorado (inglés, francés, italiano, o inglés y francés al mismo tiempo), fue una alternativa razonable y defendible en diversos momentos, para diferentes protagonistas (se conocen al menos siete iniciativas diferentes en ese sentido). Sin contar los que pensaron que estaríamos mejor formando parte de los países vecinos… Gran Bretaña, la gran potencia hegemónica, se mostró reticente antes la posibilidad de contraer responsabilidades políticas de largo plazo en la región, prefiriendo el menos complejo –y más conveniente- “imperio informal” basado en el dominio económico. En este convulso período Brasil intervino en Uruguay con sus armas y su dinero, actuando, como ha postulado Peter Winn, como un sub-imperialismo regional, tolerado y respaldado por Gran Bretaña. La más flagrante de dichas intervenciones fue su apoyo a la Cruzada de Venancio Flores (con el bombardeo de Paysandú por la marina imperial), que derribó al gobierno constitucional de Bernardo Berro, y terminó arrastrando al país -junto a Brasil y a la Argentina de Bartolomé Mitre- a la inicua Guerra del Paraguay. (1865-1870).
Al finalizar la década de 1860’ el balance de la influencia brasileña era francamente negativo: permanente inestabilidad política –que pretextó reiterados desembarcos de la marinería de los barcos extranjeros surtos en el puerto de Montevideo, solicitadas por los representantes diplomáticos respectivos para proteger a sus connacionales, y otras veces requeridas por los gobiernos de turno para proteger edificios públicos y, sugestivamente, los primeros bancos-(de Gran Bretaña, Francia, Italia), y graves crisis financieras, en las que el Barón de Mauá tuvo un rol protagónico. El banquero del Imperio fue el exponente más calificado de la influencia brasileña y su bancarrota simbolizó el fin de la misma: en 1865 el último empréstito brasileño por él tramitado fue refinanciado en Londres como primer empréstito británico.
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